Estaba mirando fijamente el techo, como giraban las aspas del ventilador, un wiskie en la mano, un cigarro en la otra, los libros desparramados en el suelo y yo sin poder encontrar una solución. Las luces se volvían más difusas, mis pensamientos caóticos y mi cuerpo cada vez más laxo, se me aflojaron las manos y mi cabeza se desplomó. Ahora entiendo todo, el final estaba cerca.
Foto: Mercedes Malmierca
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