Adentro la fiesta continuaba, nosotros escapamos a los jardines, debajo de la palmera iluminada nos empezamos a besar tímidamente, luego el encuentro se volvió mas acalorado. Nos fuimos despojando primeramente de los zapatos, después el fular voló por los arbustos, el moño negro del jacket quedó colgando en el cuello, las manos furtivas empezaban a recorrer los cuerpos. Ya con el cierre bajo y la pollera arriba, escuchamos pisadas y risas. Corrimos a escondernos en una arboleda mas tupida, las voces pasaron cerca, pero no nos vieron. La adrenalina de ser descubiertos nos despertó más el deseo, se volvio todo tan intenso que no volvimos hasta el amanecer.
Foto: Florencia Marchese
No hay comentarios:
Publicar un comentario